EL TRABAJO: FUENTE DE PROGRESO
El trabajo dignifica al hombre. Hoy cuando las diferentes sociedades enfrentan crisis económicas es cuando más necesario se hace el tomar iniciativas de creación de fuentes de empleo. El trabajo de hoy requiere conocimientos, actitudes, aptitudes y competitividad.
Una de las formas establecidas por Dios para resolver los problemas de la humanidad es el trabajo. El trabajo, todo trabajo, engrandece la dignidad del hombre y de la mujer.
IMPOSICIÓN DIVINA
“El que no trabaje que tampoco coma”, dice el apóstol San Pablo (2 Tes. 10)
Dios al crear el mundo le otorgó al hombre y a la mujer el poder de dominar y administrar todo lo creado. Sin embargo, muchos han entendido siéntate, no te muevas, no muevas un dedo, que cuanto pidas se te concederá, quizás desperdiciando un gran potencial de talento y conocimiento, favorable al bienestar y crecimiento de la humanidad.
Todos podemos aportar algo para contribuir a la mejoría de la social, sin importar la tarea que realicemos, el personal encargado de recoger la basura no es menos que un ejecutivo que va todos los días de saco y corbata a una oficina ya que ambos ejecutan una labor útil a la sociedad.
“Siervo fiel y prudente, porque fuiste fiel en lo poco te pondré al frente de lo mucho” (Lucas 19: 17).
No importa que tan pequeño sea el granito de arena que aportemos, o más bien el trabajo que realicemos para un mayor crecimiento personal, comunitario y social, lo que si importa es que lo hagamos. Dios no hizo el mundo para holgazanes, haraganes, vagos o para el que todo lo quiere y nada hace para conseguirlo y adquirirlo.
“Que se fatigue trabajando con sus manos en algo útil y tenga algo que compartir con los necesitados” (Ef. 4:28)
Dios puso toda su creación bajo los pies del hombre para que el mismo la perfeccionara por medio de su inteligencia, los recursos de la técnica de la ciencia y no para que se sentara a contemplar su belleza la cual es inmensa y digna de apreciar. Pero de qué nos sirve si no somos capaces de producir cambios a través de nuestro constante esfuerzo para transformarla de tal forma que crezcamos como personas que buscan formar una mejor humanidad.
Duarte decía: “No he dejado ni dejaré de trabajar a favor de nuestra santa causa, haciendo por ella, como siempre, más de lo que puedo.
Debemos ser seguidores de Duarte, trabajar para alcanzar nuestras metas, hasta dar más de lo que se nos exige, pues como se sabe, el fruto y la cosecha viene detrás del largo trabajo que realizamos.
DIGNIDAD
No hay tarea humana que no lleve el sello de la dignidad personal (ama de casa, chofer, presidente, doctor, carbonero, ejecutivo, comunicador, barrendero…) no importa la labor que desarrollemos en la sociedad, lo humilde que resulte o los pocos ingresos que esta genere, realicémoslas con amor, pues nada es pequeño ante los ojos de Dios.
Es tiempo de que aprendamos a valorar cuanto tenemos y poseemos y qué mejor forma que trabajando por una mejor nación, por un mejor país y por mejores oportunidades de supervivencia.
Que la haraganería, la holgazanería y la dejadez no sean obstáculos que limiten nuestros conocimientos y ganas de seguir hacia delante: seamos fuente de progreso, de productividad, de competitividad y desarrollo a través de nuestro trabajo.
Que el transcurrir de los días no pase por nosotros recostados, sino que cada día que pase por duro que sea lo enfrentemos con valor y con ganas de seguir aportando un poquito o talvez un vasto talento que por ende nos hará seres útiles a nuestra sociedad.
Por: Joselyn Martínez
Medio: puertoplatadigital.com
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